Ayer se celebró en mi pueblo una reunión de coordinadores y responsables de “Escuela: espacio de paz”, al parecer, de toda la provincia.
Había desayuno y almuerzo gratis, más la reserva del salón principal en un hotel de tres estrellas; además se les entregó una carpeta con “material” y no sé si se pagaron algunas dietas por desplazamiento... todo esto suma un buen dinero; y, ¿para qué?, para nada. En fin...
Pues bien, mi mujer, que es maestra y encargada de la Escuela de paz, o algo así, en su colegio, también asistió.
Allí se encontró, por casualidad, y sin conocerse previamente, con dos compañeras mías del año pasado.
Lo que pasa... con la conversación, salió mi nombre a relucir y tengo que decir que mi mujer llegó a casa muy feliz y contenta por lo bien que le habían hablado estas dos compañeras de mí: que si me echaban de menos, que si los niños preguntaban por mí, que si llevaba muy bien a los problemáticos y resolvía de buenas maneras y eficientemente los conflictos que se presentaban...
Tengo que reconocer que estas dos compañeras, como otras y otros de allí, son de puta madre... pero es que, además, dijeron la verdad: entre todos los del Departamento de Orientación hicimos una muy buena labor, y eso que algunos no asistimos a reuniones ni a cursos de resolución de conflictos ni nada parecido;
sólo somos buenos maestros con sentido común y que tratamos a los niños como nos gustaría que trataran a nuestros hijos; no hay más.
UN ABRAZO A TERESA, SILVIA, CARMEN, ALICIA Y ... AL RANGER JESÚS.
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